¡Estamos de resaca! (emocional, por supuesto… jeje)


Después de unos días de fiesta, arte y mucho flamenco, hoy toca volver a la normalidad con esa sensación de nostalgia que dejan los momentos bonitos. Y es que, un año más, hemos tenido el privilegio de pisar el escenario de la Caseta Municipal de la Feria de Carmona, un lugar que para nosotras significa mucho más que un simple espacio donde bailar. Es un reencuentro con nuestra gente, con nuestras tradiciones y con el arte que llevamos en la sangre.

Una cita anual con el flamenco en su máxima expresión

La Feria de Carmona es una fecha marcada en rojo en nuestro calendario. Desde que se confirma el día y la hora de nuestra actuación en la caseta municipal, los ensayos se intensifican y la emoción empieza a crecer. Sabemos lo especial que es ese escenario para nuestro pueblo y para nosotras, así que cada año preparamos con mimo cada detalle para que la magia del flamenco se sienta en cada taconeo, en cada giro y en cada braceo.

Este año, además, hemos querido dar un paso más y ofrecer un espectáculo variado, donde distintos palos flamencos han brillado sobre el escenario: desde las alegrías frescas y luminosas que recuerdan al mar de Cádiz, hasta las bulerías festivas que encendieron el ambiente y pusieron al público en pie. Sin olvidarnos de los tangos de Graná, esos que tan buena suerte nos dieron en el concurso "Al compás de Graná" y con los que nos sentimos más conectadas que nunca.

Y, como no podía ser de otra manera, las sevillanas ocuparon un lugar protagonista en nuestro repertorio. Porque si hay un baile que representa a la feria y a nuestra tierra, son las sevillanas. Ver a nuestras alumnas bailarlas con esa gracia y soltura, acompañadas por las palmas del público, fue uno de esos momentos que se quedan grabados en el corazón.

La magia de bailar en casa

Hay algo muy especial en bailar en Carmona, sobre todo cuando lo hacemos en la Feria. Es como si cada movimiento tuviera un significado diferente, más profundo. Ver las caras conocidas entre el público, los aplausos de familiares y amigos, y sentir ese calor cercano es un chute de energía que nos impulsa a darlo todo en el escenario.

Cada año, al subirnos al tablao de la Caseta Municipal, no podemos evitar recordar nuestros comienzos. La primera vez que pisamos ese escenario, los nervios, la emoción… Y hoy, después de tantos años, seguimos sintiendo ese cosquilleo antes de salir. Porque el arte flamenco, cuando se vive con pasión, nunca pierde su esencia ni su capacidad de emocionar.

Un espectáculo lleno de sentimiento y unión

Este año hemos querido llevar al escenario un repertorio variado, donde cada una de nuestras alumnas pudiera lucirse y disfrutar del momento. Desde las más pequeñas, que con su gracia y frescura nos dejaron a todas con la boca abierta, hasta las más veteranas, que demostraron una vez más que el flamenco no entiende de edad, sino de sentimiento.

La complicidad entre nosotras fue clave para que el espectáculo fluyera. Cada ensayo, cada corrección y cada risa compartida hicieron que, cuando llegó el momento, el escenario se llenara de fuerza y emoción. Porque el flamenco no se baila solo, se siente en compañía, se comparte. Y eso, en nuestra escuela, lo tenemos muy claro.

La feria, un escenario único para vivir el flamenco

No hay mejor marco para bailar que la feria de nuestro pueblo. Las luces, el ambiente, el sonido de los caballos y los farolillos en el cielo crean un escenario único y lleno de magia. Desde que llegamos al Real, vestidas con nuestros trajes de flamenca y listas para bailar, la emoción se palpaba en el aire.

Y cuando las guitarras comenzaron a sonar y el primer compás marcó el ritmo, todo fluyó de manera natural. El sonido de los tacones sobre el tablao, el vuelo de los volantes y el movimiento elegante de los mantones hicieron que el público se entregara desde el primer minuto.

Las palmas al compás, los "olés" y los aplausos entre cada remate nos hicieron vibrar. Es difícil explicar lo que se siente cuando todo se conecta, cuando el arte surge de manera espontánea y cada una de nosotras se deja llevar por el ritmo y la emoción del momento.

Las sevillanas: el alma de la Feria

Y no podíamos despedirnos sin hablar de ellas. Porque, ¿qué sería de una feria sin sevillanas? El tablao de la Caseta Municipal se llenó de volantes, sonrisas y ese compás tan nuestro que parece correr por las venas. Desde las primeras hasta las cuartas, cada paso se sintió con fuerza y elegancia, como manda la tradición.

En nuestra escuela, las sevillanas ocupan un lugar muy especial. No solo son uno de los primeros bailes que se aprenden, sino que también son el símbolo de nuestra feria, de nuestras raíces. Ver a nuestras alumnas bailarlas con esa naturalidad y ese arte nos llena de orgullo año tras año.

Un agradecimiento especial

Desde aquí queremos dar las gracias al Ayuntamiento de Carmona por apostar una vez más por el flamenco en la feria y cedernos este espacio tan especial para compartir nuestro arte. Y, por supuesto, a todas las personas que nos acompañaron en ese ratito mágico en la caseta.

Vuestros aplausos y vuestro cariño son el motor que nos empuja a seguir trabajando, a mejorar cada día y a preparar espectáculos llenos de sentimiento y pasión.

Seguimos con nuevos proyectos

Aunque la Feria de Carmona ya ha terminado, nosotras seguimos caminando. Este año está siendo increíble, con proyectos preciosos que nos están haciendo crecer como escuela y como artistas. Y todavía nos queda mucho por compartir con vosotros.

Ahora, tras esta "resaca emocional", volvemos a los ensayos, a las clases y a preparar nuestros próximos compromisos. Sin olvidar, claro, que la gran final de “Al compás de Graná” está a la vuelta de la esquina. ¡Y no podemos estar más ilusionadas!

¿Quieres unirte a nuestra escuela?

Si te gusta el flamenco y quieres aprender a bailarlo desde la esencia y el sentimiento, en la Escuela de Baile Flamenco Manuela Fernández, en Carmona, te esperamos con los brazos abiertos. Aquí trabajamos cada palo, cada técnica y cada detalle para que descubras la magia del flamenco en cada paso.

¿Te gustaría probar una clase? ¡Escríbenos! Porque el arte del flamenco se vive y se siente, y nos encantaría que lo vivieras con nosotras.

Y tú, ¿cómo has vivido esta Feria de Carmona? Cuéntanos en comentarios y comparte tus experiencias. ¡Nos encantará leeros!

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